INICIO AUTORES BIBLIOTECA CULTURA GEOGRAFÍA HISTORIA WEBOTECA
SECCIONES
01 Autores
Lista alfabética
Lista cronológica
02 Biblioteca
Libros por autor
Bibliografía de referencia
03 Cultura
Artes
Ciencias
Humanidades
04 Geografía
México
Hispanoamérica
Mundo

Mapoteca
05 Historia
Grecia clásica
Roma clásica
Mesoamérica
Edad media
Renacimiento
Edad moderna
Hispanoamérica

Eje del tiempo
06 Humanistas mexicanos
Las generaciones literarias
07 Weboteca
Audioteca
Bibliotecas en línea
Videoteca
Vínculos por autor
Vínculos por temas
08 ¿Quiénes somos?
Estudiantes
Investigadores
09 Publicaciones
Libros
Revistas
10 Seminarios
Antropología
Filosofía
Historia
Letras
Educación superior
11 Ecosofía
Ecología y humanismo
12 Facultad de Filosofía y Letras. UNAM
Aconsectetur adipisici elit
13 Cátedra Alfonso Reyes
Humanista mexicano
14 CIDHEM
HUMANISTAS MEXICANOS

 

HUMANISTAS MEXICANOS



ALFONSO REYES
Miembro de la Academia Mexicana de la Lengua

Nació en Monterrey, N.L., el 17 de mayo de 1889; falleció en México, D.F., el 27 de diciembre de 1959. Ingresó en la Academia el 19 de abril de 1940 como numerario; silla que ocupó: XVII (3º). Cargo: Director (11º): 1957-1959.


Alfonso Reyes
El 17 de mayo de 1889 nació en la ciudad de Monterrey; estudió allá y después en México, hasta graduarse de Licenciado en Derecho. Formó parte del "Ateneo de la Juventud", 1908-1912 ca., con Antonio Caso, Vasconcelos, Torri, Henríquez Ureña, etc., grupo brillantísimo que fue determinante en un momento clave de nuestra historia cultural.
   En 1913 ingresa al Servicio Diplomático y es adscrito a nuestra Legación en París; pero al año siguiente, por las circunstancias políticas de la Revolución, es suspendido en sus funciones y pasa a vivir en Madrid, muy modestamente, exclusivamente de su pluma: traducciones, artículos y diversas colaboraciones en periódicos, etc.; en el Centro de Estudios investiga y trabaja bajo la dirección de Menéndez Pidal, y en esos años se relaciona con el medio literario español. En 1920 es repuesto en su escalafón diplomático, primero en Madrid, luego designado Ministro Plenipotenciario en París, hasta 1925; enseguida Embajador de México en Buenos Aires, luego en Río de Janeiro y otra vez en Buenos Aires, además de otras misiones ocasionales. Regresa a México y en 1939, ya retirado del Servicio, funda y dirige El Colegio de México, y se consagra, durante veinte años, primordial y casi exclusivamente a sus tareas de escritor, en su riquísima biblioteca, hoy al servicio de investigadores y estudiosos, llamada "Capilla Alfonsina". Murió el 27 de diciembre de 1959.
   Es imposible enumerar los honores y distinciones que recibió: cinco Doctorados Honoris Causa, fue el primero en obtener el Premio Nacional de Letras, fue miembro fundador de El Colegio Nacional, perteneció a innúmeras instituciones culturales. En la Academia Mexicana ingresó, como Miembro Correspondiente, en octubre de 1918 (vivía en Madrid), pasó a serlo de Número en septiembre de 1939 ocupando la silla XVII; luego, fue Director de esta Academia, de 1957 a 1959.
   Don Alfonso Reyes comenzó su carrera de escritor en 1905, publicando tres sonetos en un diario de Monterrey (tenía 16 años de edad); tal vez su último escrito fue la breve nota necrológica sobre Fernández Mac Gregor, publicada cuatro días antes del fallecimiento del propio Reyes. Estos cincuenta y cuatro años de producción activa e intensa se fueron condensando en mucho más de un centenar de libros, desde Cuestiones estéticas, 1911 (que con justicia causó admiración como obra tan seria salida de pluma de un autor de veinte años), hasta un título que no sabemos cuál será el último, pues están siendo recogidos escritos que dejó inéditos. Todo eso se ha venido compilando, cuidadosa y ordenadamente, con el gran esfuerzo que es de suponer, y hasta ahora se han publicado XIX tomos de las Obras completas de Alfonso Reyes (Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 1955-1972), y no se puede prever cuántos tomos faltarán para contener, efectivamente, el acervo completo de lo escrito por don Alfonso Reyes. En tales condiciones ya se comprenderá que es de todo punto imposible dar aquí ni siquiera la lista de los libros de Alfonso Reyes; por eso ha parecido preferible mencionar solamente los temas principales que don Alfonso acometió, advirtiendo que a algunos de ellos corresponden varios libros, a algunos dos o cinco, a otros seguramente quince o veinte.
   Temas literarios, o más bien relativos a diversas literaturas: iniciados con estudios sobre la poesía de Manuel José Othón y otros puntos de letras mexicanas, seguidos de investigaciones eruditas sobre Góngora, esos temas los prosiguió siempre, en muy diversas formas y terrenos: de letras y literatos de México y toda Hispanoamérica, de España, en especial de los Siglos de Oro; en letras francesas destaca su interés por Mallarmé, Proust, Montaigne y otros; tradujo a Chesterton y estudió a varios autores de letras inglesas. Son muchos los estudios y ensayos de Reyes en campos distintos dentro del conocer literario: en la historia literaria, constantemente la apreciación crítica, muchos y a veces muy rigurosos de teoría literaria, como El deslinde.
   Cultivó la creación literaria, parca pero brillantemente en el cuento, la novela corta y en el teatro, Ifigenia cruel, y largamente, toda su vida, en la poesía lírica. Aunque desde temprano hizo apuntes y muchísimos de su escritorio rezuman lo autobiográfico, sólo al trasponer la madurez de su edad se resolvió a escribir parte de sus memorias, expresamente su biografía, anécdotas y temas similares.
   Siempre gustó de alternar los temas graves y de estudio con los de entretenimiento y ligeros, lo que es lógico y natural en un escritor, como don Alfonso, que decía "escribo, como respiro", y que reiteradamente afirmó (y siempre confirmó) que el escribir era parte de su economía vital. Así, a un tiempo mismo que estudiaba los temas hondos y eruditos, seguía escribiendo, como para descansar, cosas como las que llamó "briznas" (chispazos de ingenio en un par de líneas), versos de circunstancias o de cortesía, cosas mil entre las que destacan, por ejemplo, deliciosas páginas de erudición y curiosidades gastronómicas, que él reunió en un volumen Memorias de cocina y bodega.
   Nada de eso le impedía tratar cuestiones diplomáticas y de asuntos internacionales, ya fueran como deliberada exposición y estudio, o bien como recuerdos, comentados, de lo que había vivido en “la carrera” o que por algún motivo era conveniente mencionar.
El género que más cultivó, que cultivó siempre, fue el ensayo, en toda la amplitud, vastedad y variedad de esa modalidad literaria, siempre ilimitada por su propia índole. Magníficas son algunas de sus grandes síntesis y exposiciones de temas históricos o sociológicos; abundantísimos y magistrales lo de asuntos filológicos, lo de geografía y viajes, de plantas y animales, como la Historia natural das Laranjeiras; los que acusan al fino observador de ideas y sentimientos en sí mismo y en los demás; tantos y tantos ensayos en los que da importantes informaciones, observaciones curiosas y siempre interesantes comentarios sobre los asuntos más diversos. Esa pluralidad, de auténtico origen humanista, en el sentido estricto del término, cierta vez le fue censurada por alguien de criterio nacionalista, y don Alfonso contestó demostrando que el tema de México ha estado en su obra, desde Visión de Anáhuac, 1917, hasta La X en la frente, 1952, y a todo lo largo de su vida y de sus escritos.
También a lo largo de cincuenta años, un tema constante y recurrente: la antigüedad clásica, principalmente Grecia. La retórica de Quintiliano y el teatro griego; la vida y las letras de la antigua Hélade, los héroes y los dioses; el pensamiento y las costumbres, todo, incluyendo su hermosa traducción, en versos alejandrinos castellanos, de las nueve primeras rapsodias de La Ilíada, con un cuerpo de notas que valen por un breve manual de temas helénicos. Y otro tanto puede decirse de muchos de sus libros.
Hemos quedado lejos de informar bien de la obra de Reyes, pero ella es tan notoria y el nombre de su autor cubre de tal modo una larga etapa de las letras mexicanas, que cualquier lector interesado estamos seguros que no tendrá dificultad en encontrar los datos pertinentes, que aquí no pudieron ser más explicados. Una vida tan plena y una obra tan vasta no pudimos sintetizarlas más en este breve espacio; sólo el propio don Alfonso Reyes hubiera podido hacerlo, ya que, en dos de sus deliciosos ensayos, fue capaz de poner “El Brasil en una castaña” y “México en una nuez”.
José Rojas Garcidueñas
Semblanzas de Académicos. Ediciones del Centenario de la Academia Mexicana. México, 1975, 313 pp.

----------------------------------------------------------------------------

Agradecemos el apoyo para la realización de este proyecto de:


FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS. UNAM

 


GOBIERNO DEL ESTADO LIBRE Y SOBERANO DE MORELOS





UNIVERSIDAD VIRTUAL ALFONSINA


 

 

 

© Copyright. Algunos derechos reservados por Matemágica-Universidad Virtual Alfonsina 2007-2008