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HUMANISTAS MEXICANOS

 

HUMANISTAS MEXICANOS


MANUEL DE LARDIZÁBAL Y URIBE
Miembro Correspondiente de la Real Academia Española

Generación 1735
Nació en San Juan del Molino, Tlax., el 22 de diciembre de 1739; falleció en Madrid, España, el 25 de diciembre de 1820. Categoría: Correspondiente mexicano de la Real Academia Española.


M
anuel de Lardizábal y Uribe nació el 22 de diciembre de 1739 en la hacienda de San Juan del Molino, Tlaxcala, y murió en Madrid el 25 de diciembre de 1820. Descendiente de familia vascongada, su tío don Juan Antonio de Lardizábal y Elorza fue obispo de Puebla.
   A los once años de edad entró en el capitalino Colegio de San Ildefonso a estudiar filosofía y letras, y empezó a cursar jurisprudencia. En 1761 partió a España, y rápida y merecidamente destacó en la Universidad de Valladolid, donde cursó ambos derechos. Después se trasladó a Madrid, muy bien preparado, y no tardó en ganarse puesto relevante en su condición de jurista y hombre de letras.
   Fue así como a los treinta y seis años ingresó como Miembro Correspondiente en la Real Academia Española de la Lengua (1775). Ocupó en la misma el cargo de secretario perpetuo, desempeño interrumpido en 1794 al compartir con su hermano el destierro dispuesto por Godoy, pero reanudado en otras ocasiones; colaboró en las ediciones tercera, cuarta y quinta del Diccionario (1780, 1783 y 1791) y en la magnífica edición, primera bilingüe, del Fuero Juzgo, en la cual trabajó al lado de Melchor Gaspar de Jovellanos y otros peritos.
   La actuación de Lardizábal en España fue descollante, igual que la de su hermano Miguel, personaje de primera importancia en las Cortes de Carlos IV y Fernando VII. En el sillón de la Academia le substituyó Martínez de la Rosa.
   Ya bajo Carlos III, en 1770, se le había invitado a colaborar con tres consejeros de Castilla a quienes se encargó reformar las leyes penales. Nuestro compatriota realizó la parte más ardua de la investigación preliminar, y si la reforma tardó aún medio siglo en realizarse, dio ocasión a Lardizábal de escribir su elogiado Discurso sobre las penas. Asimismo se le encomendó agrupar las principales leyes no incluidas en las Recopilaciones ni en los Autos Acordados. Su excelente posición oficial le deparó otros nombramientos: oidor honorario de la Real Chancillería de Granada; fiscal de la Sala de Alcaldes de Corte; fiscal del Supremo Consejo de Castilla; consejero y camarista del rey. En 1794 partió al exilio en unión de su hermano, "de dramática historia política”. Regresó a la Corte en 1814 y escasean los datos de su vida hasta 1820. El estilo de Lardizábal era transparente dentro de la precisión, y se hallaba al margen del afrancesamiento de la época. Luis G. Urbina se hacía estas preguntas: “¿Lardizábal nos pertenece? ¿Pertenece a España? Fuera de que en aquella época, y vistas las cosas desde un punto superior, no existían estas diferencias y distingos, juzgo que M. de L., que aquí comenzó a educar su intelecto y allá completó su educación, no nos pertenece por entero, pero sí a medias; es, intelectualmente hablando, un árbol trasplantado que, después de su primera florescencia, nutrido con otras savias, dio los más jugosos y sazonados frutos. El largo contacto con la vida netamente peninsular, con sus hombres, con sus costumbres, influyó en Lardizábal para que considerara tal vez no esencial, sino accidental, su nacimiento en tierra americana.” Éstas son las fichas de las dos obras capitales del autor: 1) Discurso sobre las penas, contraído a las leyes criminales de España, para facilitar su reforma. Madrid, 1782, Imprenta de Ibarra. Segunda edición: Madrid, 1828, Imprenta de Repullés. 2) Discurso sobre la legislaciòn de los visigodos y formación del Libro o Fuero de los Jueces y su versión castellana. Prólogo al Fuero Juzgo. Edición de la Real Academia de la Lengua, Madrid, 1815, Imprenta de Ibarra. Son numerosas las obras del derecho español donde se hace mención más o menos extensa, pero siempre elogiosa, de los trabajos de Lardizábal en esa especialidad.
Antonio Acevedo Escobedo
Semblanzas de Académicos. Ediciones del Centenario de la Academia Mexicana. México, 1975, pp. 154-156

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Agradecemos el apoyo para la realización de este proyecto de:


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