Nació
en Toluca, Méx., el 18 de junio de
1892; falleció en México, D.F.,
el 19 de octubre de 1967. Ingresó en
la Academia el 23 de abril de 1954 como numerario;
silla que ocupó: XXIX (1º).
Cargo: Censor (5º): 1955-1965.
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Nacido en Toluca el 18 de julio de 1892, falleció
en la ciudad de México el 19 de octubre
de 1967. Ejemplo de dedicación al estudio,
la investigación y la docencia, se distinguió
sobre todo por sus trabajos en relación
con las culturas prehispánicas y acerca
del legado clásico, greco-latino y hebraico.
Después de concluir sus
estudios básicos en la escuela oficial
del pueblo de Santa Fe, en las afueras de la capital,
ingresó en 1906 en el Seminario Conciliar
de México para cursar la carrera eclesiástica.
De entonces provino su profundo interés
por todo lo referente al mundo indígena.
Aprendió en esa época la lengua
náhuatl y comenzó ya el estudio
de varios documentos con textos literarios e históricos
del México antiguo. Igualmente, durante
los años de su formación, profundizó
en el conocimiento de las lenguas y culturas latina,
griega y hebraica. El inglés, el francés
y el alemán fueron idiomas que entonces
también llegó a dominar.
Ordenado de sacerdote en 1917,
se le asignó la parroquia de Xilotepec,
Hgo., donde aprendió la lengua otomí.
Trabajando en favor de los indígenas, inició
entre ellos pequeñas industrias y obtuvo
se introdujeran en la región servicios
públicos en materias educativas, sanitaria
y agrícola. Otro tanto hizo más
tarde, al ser trasladado como párroco a
distintos lugares de la región central
de México: San Martín de las Pirámides,
Huixquilucan, Tenancingo y, finalmente, Otumba.
En 1941 fue nombrado Canónigo
Lectoral de la Basílica de Guadalupe. Al
igual que durante sus años de párroco,
continuó investigando sobre los temas de
su interés. Si ya anteriormente había
publicado algunos trabajos de creación
poética personal y acerca de la literatura
náhuatl, fue a partir de la década
de los cuarenta cuando sus obras más amplias
e importantes comenzaron a ver la luz.
Elegido Miembro Correspondiente
de la Academia Mexicana de la Lengua el 4 de febrero
de 1952, pocos meses más tarde, el 14 de
noviembre del mismo año, pasó a
ser Miembro de Número y a ocupar la silla
XXIX de reciente creación en la Academia.
Con ocasión del cuarto centenario de la
Universidad Nacional de México, recibió,
como justo reconocimiento a sus labores, el título
de Doctor Honoris Causa. Poco después fue
nombrado profesor extraordinario de la Facultad
de Filosofía y Letras y, a partir de 1956,
ingresó como miembro en el Instituto de
Investigaciones Históricas de la misma
Universidad y como Director del Seminario de Cultura
Náhuatl. Años de prolífica
actividad fueron éstos hasta el momento
de su muerte. La mejor prueba de ello es su bibliografía,
que incluye cerca de cuarenta libros publicados
y varios centenares de artículos en revistas
y periódicos, nacionales y extranjeros.
Garibay fue asimismo miembro de la Academia Mexicana
de la Historia. En 1965 recibió el Premio
Nacional en literatura.
Entre todos los grandes merecimientos
del sabio padre Garibay, que fue a la vez auténtico
poeta, conocedor profundo del idioma castellano,
nahuatlato, hebreólogo, traductor de los
clásicos griegos y latinos, acucioso expositor
de la Biblia y editor de obras fundamentales para
la historia de México, sobresalen sus aportaciones
en relación con los antiguos textos literarios
e históricos del mundo náhuatl,
así como sus estudios en torno a la figura
y la obra de fray Bernardino de Sahagún.
Como maestro, Garibay dejó discípulos
que continúan las tareas por él
iniciadas.
De su amplia bibliografía
citaremos: La poesía lírica azteca,
esbozo de síntesis crítica, 1937;
Llave del náhuatl, 1940; Poesía
indígena de la altiplanicie, 1940; Épica
náhuatl, 1945; "Paralipómenos
de Sahagún", en la revista Tlalocan,
1943-1946; Historia de la literatura náhuatl,
2 v., 1953-1954; Veinte himnos sacros de los nahuas,
1958; Vida económica de Tenochtitlan, 1961;
Poesía náhuatl, 3 v., 1964-1967,
y Panorama literario de los pueblos nahuas, 1963.
Preparó además ediciones de las
siguientes obras: Historia general de las cosas
de Nueva España, por fray Bernardino de
Sahagún, 4 v., 1956; Historia antigua y
de la conquista de México, por Manuel Orozco
y Berra, 4 v., 1960; Relación de las cosas
de Yucatán, por fray Diego de Landa, 1960,
e Historia de las Indias de Nueva España,
por fray Diego Durán, 2 v., 1968. Valiosas
aportaciones fueron además sus versiones
del griego de la totalidad de las tragedias y
comedias de Esquilo, Sófocles, Eurípides
y Aristófanes, en ediciones aparecidas
en México entre los años de 1962
a 1966.
Miguel León-Portilla
Semblanzas de Académicos. Ediciones del
Centenario de la Academia Mexicana. México,
1975, pp. 108-109
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