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HUMANISTAS MEXICANOS

 

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MAURICIO HARDIE BEUCHOT PUENTE
Miembro de la Academia Mexicana de la Lengua

Generación 1945
Nació en Torreón, Coah., el 4 de marzo de 1950. Ingresó en la Academia el 21 de mayo de 1998 como numerario; silla que ocupa: XXXII (7º).Otra distinción: Corresponsal de la Real Academia de la Lengua Española.



N
ació en Torreón Coahuila, México, el 4 de marzo de 1950. Hoy en día es Investigador Titular "C" de tiempo completo, definitivo, del Centro de Estudios Clásicos del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM. De 1961 a 1968 realizó, en México, estudios de lenguas latina y griega y Humanidades Clásicas en el Centro de Estudios de la Orden de Predicadores (Padres Dominicos) y de 1968 a 1973 hizo estudios de filosofía en el Centro de Estudios de la Orden de Predicadores, también en México. Posteriormente, de 1973 a 1974, llevó a cabo estudios de filosofía (especialmente en cultura griega y cultura medieval) en la Universidad de Friburgo, Suiza.
Cabe señalar que el Dr. Mauricio Beuchot es Licenciado en filosofía por el Instituto Superior Autónomo de Occidente (actualmente Universidad del Valle de Atemajac), Guadalajara, Jalisco, México. Los estudios los realizó de 1974 a 1976 y, en ese mismo año, obtuvo el grado con mención honorífica. La tesis que defendió para tal fin se intitula Estructura y función de la metafísica de Aristóteles, ya publicada. La Maestría en filosofía la realizó en la Universidad Iberoamericana de México de 1976 a 1978; en ese mismo año obtuvo el grado de maestro con la tesis Análisis semiótico de la metafísica. En la Universidad Iberoamericana de México, de 1978 a 1980, realizó los estudios para obtener el grado de Doctor en Filosofía. La tesis con que sustentó su examen se intitula Sobre el problema de los universales en la filosofía analítica y en la metafísica tomista; texto que, hoy en día, es considerado un clásico sobre el tema y que recientemente ha sido publicado, por la prensa de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), en una segunda edición revisada y aumentada.
Cabe señalar que el Dr. Mauricio Beuchot ha desempeñado muy diversos cargos a lo largo de su carrera académica. Desde 1980 a la fecha ha dirigido y formado parte del consejo de redacción de publicaciones del país y extranjeras. Así, pues, desde 1980 a 1991 formó parte del consejo de redacción de la Revista de Filosofía de la Universidad Iberoamericana de México y en 1983 comenzó a fungir como subdirector de la misma. A partir de 1987 3⁄4 y hasta la fecha3⁄4 es Director de la revista filosófica Analogía, de la Orden de Predicadores en México. En este mismo año comenzó a formar parte del consejo de redacción de la revista Semiosis de la Universidad Veracruzana (Xalapa, Ver.). Desde 1989 a la fecha es editor asociado de la revista Investigaciones Semióticas, de la Universidad de Carabobo (Valencia, Venezuela) y miembro del consejo de redacción de la revista Cuadernos venezolanos de filosofía, (Caracas, Venezuela).
El 8 de febrero de 1990 fue nombrado coordinador del Centro de Estudios Clásicos del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM. Este cargo lo desempeñó hasta 1996 3⁄4 después de que el 19 de diciembre de 1993 fue electo para el cargo señalado por segunda vez. A la par de sus labores como coordinador, el Dr. Beuchot dirigió el anuario Noua Tellvs, que es una publicación del Centro que él coordinaba. En efecto, a partir de marzo de 1991 pasó a ser miembro del comité editorial del mismo (cargo que desempeña hasta la fecha). En ese mismo año, la revista Medievalia (Instituto de Investigaciones Filológicas) lo incorporó como editor asociado y la Revista de Filosofía de la Universidad del Zulia (Maracaibo, Venezuela) lo nombró miembro del consejo de redacción. En 1992 se incorpora como miembro del consejo de redacción de Justicia y Paz. Revista de Derechos Humanos (editada en México, D.F.). En febrero de ese mismo año, el Advisory Board del boletín Colegios. The Newsletter on the History of Ideas in Colonial Latin America, Our Lady of the Lake University (San Antonio, Texas, E.U.A.), lo incluye como miembro.
Desde 1994 a la fecha, él es miembro del consejo de redacción de la revista de semiótica Morphé (Maestría en Ciencias del Lenguaje de la Universidad Autónoma de Puebla ), del consejo editorial de la Revista Pedagógica (Universidad Pedagógica de México) y del consejo editorial del anuario Saber Novohispano, (Centro de Estudios Novohispanos de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Zacatecas). Desde enero de 1995 es miembro del consejo editorial de la revista Diánoia (Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM), de la Revista española de filosofía medieval (Universidad de Zaragoza, España), de la revista Novahispania (UNAM), del consejo editorial de la revista Logos (Universidad La Salle, México, D.F.) y del consejo editorial de la revista Semiótica (Journal of the International Association for Semiotic Studies, Berlin - New York: Mouton - De Gruyter).
A partir de junio de 1996, el Dr. Beuchot forma parte del consejo de redacción de la revista Anámnesis (México, D.F. ) y del consejo Directivo de la revista Tópicos (Universidad Panamericana, México). En mayo de 1997 se incorpora al comité editorial de la revista Seminarios de Filosofía (Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile) y al consejo editorial de La vasija. Revista independiente especializada en educación y ciencias del hombre (México, D. F).
En conjunción con su labor en el ámbito editorial, el Dr. Beuchot ha estado a cargo de diversos proyectos de investigación. De junio de 1990 a junio de 1991 fue director (con el Dr. José Antonio Robles) del Proyecto de "Historia de la Filosofía Moderna y la ciencia" y (con el Dr. Adolfo García de la Sienra) del Proyecto "Máthesis", de Lógica matemática. En 1994 participó activamente en el Proyecto de Cultura Novohispana del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM (y de CONACYT). Una vez terminados los proyectos arriba señalados (junio de 1991), fungió como titular responsable del Proyecto Cultura Medieval (Programa de Proyectos de Iniciación a la Investigación, UNAM). En 1994 participó como titular responsable del Proyecto Derecho Romano del (Programa de Proyectos de Apoyo a la Docencia, de la UNAM).
Aunado a lo anterior, desde agosto de 1994, el Dr. Mauricio Beuchot forma parte la cartera de dictaminadores del consejo Nacional de Ciencias y Tecnología de México (CONACYT). Desde 1995 es miembro del comité evaluador de los proyectos de investigación de los aspirantes al Doctorado en Letras Clásicas (DEP, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM). Y a partir del 22 mayo 1997 es consultor teólogo de la Comisión Arquidiocesana de Justicia y Paz del Arzobispado de México.
A lo largo de su actividad docente y de investigación el Dr. Beuchot ha obtenido varias distinciones. Entre ellas destaca, por supuesto, formar parte del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) desde julio de 1985., además, desde el 28 de mayo de 1990 es miembro de número de la Academia Mexicana de la Historia (correspondiente de la Real de Madrid). Desde el 11 de marzo de 1991 es socio honorario de la Sociedad Cultural Sor Juana Inés de la Cruz (México, D. F.) y miembro de número de la misma desde 1996. En 1991 y de 1993 a 1995 formó parte del jurado para designar los académicos acreedores al Premio Universidad Nacional en el área de Investigación en Humanidades. Asimismo, ha sido miembro de las comisiones evaluadoras del Centro de Estudios Sobre la Universidad (nov. 1994) y del Instituto de Investigaciones Filosóficas (nov. 1994 y ene. 1995). En septiembre de 1995 formó parte del jurado calificador para la cátedra especial "Samuel Ramos". En 1996 pasó a ser miembro de número de la Academia de Doctores en Humanidades, (México, D.F). Finalmente, el 27 de noviembre de 1997 fue elegido miembro de la Academia Mexicana de la Lengua (correspondiente de la Real de Madrid).
No se olvida señalar, por supuesto, la participación del Dr. Beuchot en asociaciones científicas. Entre ellas destacan la Asociación Filosófica de México, la Società Internazionale Tommaso d'Aquino, de Roma, la Societas Internationalis Studiis Neolatinis Provehendis (Toronto, Canadá), la Society for the Eighteen Century Studies, (Minneapolis, Minn.), la Sociedad de Filosofía Medieval (Zaragoza, España), la Asociación de Hispanismo Filosófico (Madrid, España), la British Society for the History of Philosophy (Londres), la Asociación Internacional de Historia de las Religiones, la Asociación Mexicana de Semiótica y el Programa Internacional de Rescate e Investigación del Pensamiento Colonial Iberoamericano (Caracas, Venezuela).
Una activa vida docente ha sido cultivada por el Dr. Beuchot desde 1975. En el Centro de Estudios de la Orden de Predicadores ha impartido clases de lógica (clásica y simbólica) y metafísica tomista. En la Universidad Iberoamericana (1976-1987) se desempeñó como profesor de filosofía del lenguaje y metafísica a nivel de posgrado y licenciatura. En 1979 ingresó como profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México a nivel de posgrado. Inició con la cátedra de lógica y semántica medievales. Actualmente imparte la cátedra de semántica y filosofía novohispanas.
En 1979 el Dr. Beuchot ingresó como investigador de medio tiempo al Instituto de Investigaciones Filosóficas (UNAM). Posteriormente, en 1984, obtuvo otra plaza de medio tiempo en el Instituto de Investigaciones Filológicas (UNAM). Conjugó ambas actividades hasta 1991, cuando se incorporó como investigador de tiempo completo al Instituto de Investigaciones Filológicas (UNAM) en donde, hasta la fecha, continua trabajando.
Obra y pensamiento
El trabajo del Dr. Mauricio Beuchot toca, sin lugar a dudas, la historia del pensamiento iberoamericano. Sus múltiples traducciones del latín de pensadores novohispanos lo coloca como uno de los más profundos conocedores de esta época del pensamiento (1). Su quehacer en esta área es significativo. Con todo, su actividad como investigador no se agota allí. Su estudio sobre los universales le permitió trabar un diálogo franco y profundo con el nominalismo y con lo que, en el siglo XX, desembocaría en la filosofía del lenguaje. Sin lugar a dudas 3⁄4 siendo, por supuesto, demasiado esquemáticos3⁄4 este profundo análisis desembocó en la propuesta hermenéutica que el Dr. Beuchot ha desarrollado en los últimos años, a saber, la hermenéutica analógico-icónica (2). Ciertamente, esta propuesta también es producto de un estudio cuidadoso y profundo de uno de los grandes hitos del pensamiento universal, a saber, el pensamiento medieval. Con todo, su hacer y su decir no se agota allí. Por sobre todo, el pensamiento del Dr. Beuchot es producto de un compromiso, de una entrega, de una búsqueda de respuestas. En efecto, la crisis actual de la filosofía exige reconducir el "orden del mundo". Es decir, es menester resolver el solipsismo que invariablemente conduce hacia la inconmensurabilidad de paradigmas y el relativismo 3⁄4 en el que tal inconmensurabilidad concluye3⁄4 que cierra toda posibilidad para el diálogo, el respeto y la convivencia.
A través de su propuesta, es decir, de la hermenéutica analógico-icónica, el Dr. Beuchot intenta abrir un camino para el diálogo; es decir, restablecer puntos de contacto, "descubrir" convergencias, "puntos de acuerdo" que rompan la incomensurabilidad y el relativismo para dar franca oposición al silencio, la falta de compromiso y la intolerancia. Por ello, la respuesta del Dr. Beuchot no consiste simplemente en un "regreso" acrítico y ramplón al pensamiento medieval. En efecto, de ser eso así, la propuesta del Dr. Beuchot no representaría respuesta alguna. El quehacer de Mauricio Beuchot se apoya, entonces, en una visión profunda y clara del estado actual de la filosofía y, por consiguiente, en las necesidades humanas que tal estado genera y resguarda. Discutir, pues, sobre derechos humanos, hablar sobre iusnaturalismo, enfrentarse y situarse, desde una respuesta propia 3⁄4 la hermenéutica analógico-icónica3⁄4 , a la tradición no tiene otra intención que abrir paso a la esperanza.
La hermenéutica analógica de Beuchot, entonces, cree en el logos del hombre. Es decir, Beuchot cree que se puede decir algo del mundo. Pero es consciente que ese decir es limitado. Mas no se deja avasallar por esos límites. Antes bien, es capaz de reconocer que, a pesar de ellos es posible hablar con sentido y que por ello, al hablar se crean compromisos, se asumen posturas, se toma partido. La hermenéutica del Dr. Beuchot quiere "recordarnos" que el hablar del hombre no es mera "palabrería". En efecto, si la analogía es posible, si es posible referirse al ser desde la analogía, es posible apuntar al ser. Ahora bien, si es posible apuntar al ser, también es posible comprometerse y definirse a través de la palabra. Me temo que la intención más profunda de la hermenéutica analógica del Dr. Beuchot se encamina hacia la toma de conciencia del poder operativo, del compromiso ético que "el hablar, el decir" incluye y que, por razones que no nos toca explicar ni clarificar aquí, ha sido hecho a un lado.
El Dr. Beuchot reconoce que el lenguaje es una herramienta limitada y, en ocasiones, fallida. Con todo, reconoce también que el lenguaje es y puede tocar la verdad, el ser y, además de ello, que el hablar funda sentidos y, por consiguiente, modos de vida. Así, independientemente del poder que el lenguaje tenga para "alcanzar el ser", no hay que olvidar que el lenguaje per se tiene el poder de fundar sentidos, formas de vida porque él (el lenguaje) es el medio a través del cual se difunde y manifiesta la comprensión que se tiene del mundo (sea fallida, acertada, real o irreal). De esta suerte, la hermenéutica analógico-icónica del Dr. Beuchot apunta a una clarificación y vivencia de la eticidad que cubre todas las dimensiones humanas, incluyendo el lenguaje de una manera sorprendente y, hasta el momento para nosotros, insospechada. Ciertamente, esta dimensión ética estaba presente en la filosofía antigua, medieval. Allí radica la recuperación 3⁄4 que, de ningún modo, repetición3⁄4 del pensamiento antiguo en la propuesta particular del Dr. Beuchot. Con todo, la presencia de esa dimensión cobra una importancia particularmente profunda en nuestros días precisamente por el hecho de que, en la actualidad, la dimensión práctica o comprometedora del lenguaje 3⁄4 si así se me permite llamarla3⁄4 ha perdido toda vigencia y ha conducido, desordenadamente, al relativismo tan dañino y, en ocasiones obsceno en el que hoy en día nos encontramos. Así, la recuperación del pensamiento antiguo, del hacer y decir medieval en el ámbito filosófico no se cierne, de ninguna manera, en una mera preferencia personal. Antes bien, responde a la necesidad actual y urgente de recuperar el papel activo (verbal) del habla. El verbo es, implica acción. Eso es algo que hemos olvidado y ese olvido ha producido una serie de trastornos en el vivir más cotidiano y simple. La vida, entonces, está ahora en peligro, esa es la que hay que recuperar.
Pero la recuperación de la vida implica una ardua tarea. Ella implica el encuentro con la esperanza o, mejor dicho, con los verdaderos límites del hombre. La desazón en la que el hombre se vio envuelto tras la, así llamada, "revolución copernicana" le condujo ulteriormente a un nihilismo desesperado y sórdido. El decir, la palabra sólo podía ser proferida después de grandes esfuerzos (las Reglas para la dirección del espíritu, escritas por René Descartes, no son en este sentido ni gratuitas ni, en ningún modo, vanas). Pero esta atención tan exigente e intolerante sólo puede fundarse en una incapacidad para ver "lo positivo" de la limitada condición humana. Es bien cierto que el lenguaje, que el decir del hombre puede no ser correcto, certero, acertado. Con todo, tal limitación no implica (como quisieron o pudieron verlo los filósofos de la modernidad y los de la postmodernidad, también) la total anulación de la posibilidad de la corrección. La acerción (acertar) también es posible. Allí se apoya la hermenéutica analógica del Dr. Beuchot. Es decir, ella recupera objetivamente los límites del hombre. Pero se compromete con el hombre todo, con el hombre entero. Los límites son, por consiguiente, en la hermenéutica analógica del Dr. Beuchot alcances, rupturas que pueden conducir por nuevos derroteros que acerquen, que franqueen la entrada a la verdad, al ser.
Hay, pues, en el pensamiento de Mauricio Beuchot una visión antropológica que aún está por clarificarse. Se encuentra suspendida en el fondo de toda su visión. Falta, pues, darle cuerpo, hacerla pública, sacarla a la luz. Eso es algo que, habrá que esperar. El trabajo de sus intérpretes y del Dr. Beuchot mismo tiene esta tarea por realizar.
El Dr. Beuchot acepta la analogía como medio de conocimiento y, con ello, acepta la posibilidad de comprender, de conocer, de hablar y de comprometerse, de tomar partido. Así, Mauricio Beuchot acepta la naturaleza humana sin temor, sin "miedo al error". Pero con absoluta conciencia del mismo. En efecto, la analogía es siempre "parcial". El error existe y, por ende, nada puede ser determinante, cerrado. No hay lugar para la intolerancia. Pero tampoco hay lugar para la "duda" que cierra la posibilidad a todo compromiso, a toda toma de postura y, por ende, a toda responsabilidad. La "naturaleza humana", entonces, en la propuesta hermenéutica del Dr. Beuchot es aceptada en su verdadera y más profunda dimensión, con errores y aciertos, con límites y alcances. El error no es más un impedimento para "creer", por eso, la hermenéutica analógico-icónica es un paso a la esperanza, a la esperanza en el hombre, en el ser humano, en la palabra que le ha sido conferida y en el hacer que en ella se funda.
La hermenéutica analógica del Dr. Beuchot cree en el logos del hombre, aunque lo reconoce limitado. En efecto, la hermenéutica analógica no teme, pues, a la limitación humana. Antes bien, la asume, la explota, pues reconoce, al mismo tiempo, los alcances, las fronteras que el ser humano toca en su "limitación". Por ello, la esperanza que la hermenéutica analógica abre está puesta en el decir (verbo) con sentido (compromiso) del hombre. A decir del Dr. Beuchot, si el decir del ser humano es analógico, encuentra y toca. No se desvanece en su aparecer. Apunta, señala, invoca, logra, pues, alcanzar al ser. Pero se sabe limitada. Por ello, invita al conocimiento y llama a la humildad. Al mismo tiempo, lleva a la acción a una acción que se nutre de la esperanza, de la "fe" en la condición humana. El hombre ha dejado de creer tanto en él mismo que no ha encontrado otra forma de defenderse de sus propios límites que la absurda obscuridad del relativismo. El que, al parecer, recorre el mundo disfrazado de la "más civilizada" de las actitudes humanas, a saber, la tolerancia. Pero todo tiene un límite. Hay cosas que, de suyo, no pueden tocarse.
La analogía es algo a favor de la palabra. Lo analógico es algo que invoca un decir con sentido. Desde lo analógico puede hablarse, llegar a acuerdos, tomar partido. Parece ser, sin embargo, que desde la analogía nos movemos en el plano de las definiciones. Pero ese es sólo el comienzo y un comienzo de gran importancia. Al menos así se empieza a acotar, a poner límites y a acordar algo. Se traspasa la civilizada actitud de la "tolerancia" que, antes bien, no es más que una pesada y dura indiferencia que se funda, al mismo tiempo, en un nihilismo, en una perversa y perezosa incapacidad de hacer algo por comprometerse, por tomar partido.
La modernidad es, para nosotros herederos de la misma, una crisis del sentido. Carga ella con el "descubrimiento" de los "límites" de la condición humana. Por ello, uno de los grandes problemas de la misma es "el juicio". Enjuiciar es tomar posición, es arriesgarse a hablar, a acertar (o no). No es, pues, gratuito que una de las más importantes obras de la modernidad se intitule Crítica de la capacidad de juzgar. A decir verdad, tras las Meditaciones Metafísicas de Descartes, juzgar es casi imposible (tomemos en cuenta las afirmaciones que hace en la Meditación Cuarta, sobre todo). Con todo, ese fue un motivo, un tema de hace siglos. No podemos cargar eternamente con los miedos y limitaciones (justificadas o no, ese es un asunto que no nos toca resolver aquí) de la época que nos precedió. Ya no podemos, no debemos manejarnos más en el ámbito de la hipótesis. En efecto, hay que enjuiciar. Pero afirmar esta posibilidad no significa hacer a un lado los descubrimientos de los seres humanos que nos antecedieron. Antes bien, significa verlos así, como seres humanos en el tiempo y, por consiguiente, finitos, limitados y, gracias a ello, superables. Hemos respetado tanto a los "padres de la modernidad", hemos respetado tanto a "nuestros padres" que no nos hemos dado el lujo de criticarlos, de trascenderlos. Hasta el momento hemos sido incapaces de ver que su visión es limitada, que su visión es una visión parcial y que, desde esa parcialidad, puede y debe ser completada. Nos hemos quedado varados en "la endeblez de la naturaleza humana", que Descartes reporta como conclusión de sus Meditaciones Metafísicas. Y ese estancamiento es, de hecho, ejemplo de tal debilidad. Hasta el momento hemos sido débiles, hemos sido incapaces de superar ese golpe, ese gran golpe al "orgullo", a la "dignidad humana" (no por ello en esa época, también, se dan tantos y tantos tratados sobre "la dignidad humana"). Nos hemos quedado allí, en la endeblez, aniquilados. Nos hemos negado, por endeblez y porque "ya se descubrió que somos endeblez" que también hay fuerza. Pero como el camino es tan arduo, es decir, Las reglas para la dirección del espíritu son tan estrictas que "más vale no decir nada, no juzgar y, muy probablemente equivocarse".
La hermenéutica analógico-icónica de Mauricio Beuchot, por hablar desde otra tradición de pensamiento, nos recuerda, nos hace palpable que "la endeblez de la naturaleza humana" no tiene límites tan estrechos, que "la dignidad del hombre" radica, precisamente en el esfuerzo, en el encuentro con "la ciencia a él proporcionada". Ciertamente, un encuentro parcial, un encuentro siempre superable y por completar, pero al fin y al cabo un encuentro que nos permite tomar partido por la verdad y por la vida y romper, así, los límites de la tolerancia y la intolerancia; del equivocismo laxo e inútil y del univocismo rotundo y rudo del cual nada nuevo ni comprensivo puede salir.
Si sabemos sujetar ambos polos en su misma tensión, a saber: el de lo metonímico sin perder la capacidad de la metáfora, y el de lo metafórico sin abandonar la posibilidad de reconducir metonímicamente los fragmentos al todo, como es lo propio de la iconicidad y la analogía, podremos reedificar lo que ha quedado frente a nosotros en esta llamada "época del fragmento" (3).

Notas
(1) Véase el apartado "traducciones" de la sección "Obras de Mauricio Beuchot".
(2) De esta suerte, el quehacer del Dr. Beuchot puede ligarse con aquellos otros pensadores mexicanos que recibieron y difundieron la hermenéutica en México Entre ellos destacan Armando Suárez (quien tradujo el libro de Paul Ricoeur, Freud, una interpretación de la cultura), Felipe Flores, Roberto Castro, Miguel Kolteniuk, Miguel Ángel Zarco, Gloria Pardo, el Dr. Ricardo Sánchez Puente, Jorge Iñiguez, Gabrel Chico y Jesús Herrera Aceves, entre otros más.
(3) Beuchot, Mauricio. "Hermenéutica analógica y crisis de la modernidad". Universidad de México (Revista de la Universidad Nacional Autónoma de México) 567-568 (1998): 10-13.
Nora María Matamoros Franco
UNAM
http://www.ensayistas.org/filosofos/mexico/beuchot/introd.htm

 

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Agradecemos el apoyo para la realización de este proyecto de:


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